Según la encíclica “Fratelli Tutti” en el capítulo 1- Las sombras de un mundo cerrado (Sueños que se rompen a pedazos/El final de una conciencia histórica) que nos habla de los avances que estábamos dando como naciones hacía un futuro de naciones unidas en cooperación y las numerosas formas de distorsión en el mundo contemporáneo que han reavivado conflictos que se creían resueltos e ideas que se pensaban superadas en una cultura que unifica al mundo pero divide a las personas y a las naciones, además de las intenciones de la libertad humana por construir todo desde cero.

 

·        ¿Los derechos humanos son verdaderamente universales?

Lo que se expone en el capítulo 1, es el hecho de que los derechos humanos nunca han sido completamente universales, partiendo de la observación hacia una sociedad que se contradice cada vez más en el respeto a la igualdad de todos los seres humanos , con una parte viviendo de forma opulenta ,mientras que la otra vive en la carencia absoluta y en constante violación de sus derechos; de igual manera se menciona las injusticias cometidas en contra de las mujeres como la exclusión ,el maltrato (físico, sexual ,psicológico, etc.) y la violencia en un lugar donde se protege al agresor y no a las víctimas. A pesar de los intentos de la comunidad internacional para proteger los derechos y la dignidad humana, nada ha logrado garantizar un total respeto y protección del ser humano ante condiciones como la esclavitud moderna.

·        ¿Los conflictos son una fuente del miedo y de vulneración a la dignidad humana?

En la última parte del mes de febrero del 2022, Rusia ha invadido Ucrania al que varios representantes internacionales han condenado, pidiendo a la armada rusa retirar sus tropas del territorio ucraniano, con la ONU llamando a una conciliación entre los dos países e imponiendo sanciones al gobierno ruso. Con manifestaciones en todo el mundo (incluyendo Moscú, ciudad de Rusia) aclamando la paz y el fin de la invasión, por el bien común. Esto nos hace pensar en el aumento de la violencia y lo que esto significa para la dignidad humana, ver a personas (militares y civiles) morir, ser heridas y desplazadas por un conflicto que no les pertenece, a militares pelear en un conflicto, donde probablemente, no están de acuerdo; donde todos pasan a ser números, perdiendo su identidad y la esencia que nos convierte en personas dignas de respeto, libres y con derechos. Todo esto nos acerca a pensar en el inicio de una Tercera Guerra Mundial, que infunde temor para separarnos y pensar solamente en un mundo individual, polarizándonos, haciendo que se levante muros entre las naciones y los corazones de las personas.  

 

·        ¿Las pandemias despiertan a la conciencia? 

La pandemia del COVID-19 nos permitió recordar que todos estamos unidos, el mal de uno es el mal de todos, recordando que nuestra vulnerabilidad se supera con el trabajo en conjunto. Las limitaciones de la pandemia nos llamaron a realizar un replanteamiento de nuestra vida, nuestras relaciones, estilo de vida, la organización social, buscar el sentido de nuestra existencia y descubrir quienes somos. Encontrando en la encíclica una verdad que estábamos buscando, donde nos menciona que «la obsesión por un estilo de vida consumista, sobre todo cuando sólo unos pocos puedan sostenerlo, sólo podrá provocar violencia y destrucción recíproca», lo cual solo traería conflictos por buscar un deseo egoísta.

 

·        ¿La dignidad humana existe en las fronteras? 

En toda la encíclica nos encontramos con un mensaje para despertar conciencia entre los gobiernos e individuos para impulsar la fraternidad y la unión entre humanos sin importar tu lugar de origen, en exigir a los gobiernos mundiales un trato digno y ayuda a los migrantes que solo buscan un futuro mejor para ellos y sus familias, después de escapar de guerras, conflictos internos o de la pobreza. Nos llama a exigir condiciones adecuadas en los albergues y no permitir que los migrantes se vean expuestos a la violencia, teniendo en cuenta su ya de por sí difícil situación al llegar a un país con tradiciones, cultura, lengua e incluso climas diferentes al que han estado acostumbrados. En gobiernos xenofóbicos que infunden miedo con olas de migración, nuestro deber como ciudadanos conscientes es permitir a los migrantes participar de la dinámica social y respetar la inalienable dignidad de cada persona humana más allá de su origen, color o religión, y la ley suprema del amor fraterno.